Arranca el siglo XVI y soplan vientos de Reforma. Una caravana de 500 personas está en marcha...
Prestigioso consultor de recursos humanos pero enamorado perdidamente de la Historia, —en especial, la de los siglos XV y XVI—, el toledano Fernando Lallana lleva más de seis años viviendo su propia «aventura equinoccial», aunque su primera novela no narre una expedición al Amazonas en busca de El Dorado, ni el protagonista sea el sanguinario Lope de Aguirre. Han sido siete años de documentación, de leer muchas crónicas, de viajar, de ir tomando notas... Y ha nacido un libro: «Florentius», entre cuyas páginas se atisba el interés del autor por el pensamiento de los grandes humanistas de la época, sobre todo de Erasmo de Rotterdam y Tomás Moro.
Pero no es solo rigor histórico lo que destila este libro bellamente editado por Ceyla, la editorial de Joan Gonper que ha valorado otros muchos ingredientes para darle vida impresa a un libro que muy bien podría mutar en guión cinematográfico. Porque de película es esa suntuosa caravana que acompaña a los príncipes Juana de Castilla y Felipe de Austria desde Bruselas a Toledo para jurar como herederos de los reinos españoles, y valiente «la cruzada que jamás un hombre ha lanzado contra la autoridad establecida en defensa de la verdad, la justicia y la libertad».
Después de meses de prerrogativas con los reyes españoles, en octubre de 1501 los jóvenes príncipes iniciaron un azaroso camino, encabezando una fastuosa comitiva de más de quinientos integrantes, que desde Bruselas les condujo a Toledo para el juramento en Cortes en la primavera de 1502. Pero, ¿quién es Florentius? Florentius Merkel es un holandés impregnado del pensamiento humanista de Erasmo de Rotterdam y que pone al descubierto la corrupción y el abuso que caracterizan el poder civil y eclesiástico de principios del siglo XVI, tanto en la Corte flamenca como en la española, donde reinaba sin corona la Santa Inquisición.
Florentius, según relata otro personaje, «era un hombre extraño, muy particular, pero poseía una gran personalidad y honda cultura. Era enigmático y, sin embargo, bondadoso. A pesar de sus recelos hacia los españoles, le prestó estimable ayuda en momentos difíciles...». Mientras, la caravana prosigue su camino hacia Toledo y la novela describe cada lugar, cada paraje o ciudad por el que pasa, así como la forma en que es recibida por sus moradores. El cronista oficial de aquel viaje, Antonio de Lalaing, escribió una hoja de ruta sobre la que Lallana ha hecho buena literatura de aventuras.
«Salieron de Bruselas en otoño de 1501, llegaron a Toledo en la primavera de 1502, y el 8 de mayo se celebró en la catedral el juramento en Cortes. Volvieron a Bruselas, y cuando murió Isabel la Católica tuvieron que volver ya a tomar posesión del Reino en 1504, dos años después. Era un momento muy convulso históricamente porque toda la estrategia matrimonial de los Reyes Católicos se vino abajo. Murió primero el sucesor, el príncipe Juan; y luego los siguientes en la línea sucesoria, de forma que los avatares de la historia fueron a dar la herencia a Juana, que estaba loca. Y por consorte a Felipe el Hermoso».
Personaje maltratado
El autor bucea en la vida privada de aquel matrimonio, en su problemática, en el trastorno mental de Juana y en las razones por las que aquella relación no fraguó. «El mito de loca de amor es quizás exagerado, pero sí es cierto que Juana fue utilizada por ambas cortes en su provecho, de ahí esa esquizofrenia que pudo padecer la princesa, aparte de que sufría de celos. Ha sido uno de los personajes más maltratados por la Historia; además, Felipe el Hermoso la desconsideró totalmente; también sus padres, que la inhabilitaron y la recluyeron muchos años en Tordesillas, y lo mismo hizo su hijo, Carlos V. Además, Juana no llegó a reinar porque Fernando murió de un resfriado a los pocos meses de morir Isabel la Católica», recuerda Lallana.
El editor Joan Gomper subraya ese «intrapersonaje» que constituye la caravana, una nutrida comitiva que avanza poco a poco y a través de la cual el lector va conociendo diversas aventuras. «Pasamos de Bruselas a Hendaya, entrando a España por Fuenterrabía, hasta Burgos, Valladolid y Toledo. Y dentro de esa intrahistoria vemos cómo cambia el personaje Florentius Merkel. Igual que en esas literaturas de viajes, de aventuras,vemos cómo va permutando el modelo social de una ciudad a otra». En Europa se está fraguando la Reforma y los humanistas alertan de lo que sucede, criticando la corrupción que invade los poderes civil y eclesiático... «Florentius asume todo el pensamiento de Erasmo de Rotterdam. Por ello, el argumento básico de la novela es cómo un personaje con una mente humanista, avanzado a su época, se atreve a enfrentarse, arriesgando su vida, a esa mentalidad aún medieval, rancia y oscura». Y todo termina en Toledo, cuando Florentius va subiendo al patíbulo de Zocodover...pero, mejor, lean la novela.
Maeía José Moreno.