viernes, 25 de febrero de 2011

Calendario

30 de marzo de 2011 "La elegancia del erizo".
Moderadora Marilo.


27 de abril de 2011 "La reina del sur"
Moderador Luis Martín.


25 de mayo de 2011"El último encuentro"
Moderadora Fátina.


29 de junio de 2011 "El callejón de los milagros"
Moderadora Pilar.


26 de octubre de 2011 "La excursión a Tindari"
Maderadora Marta S.

30 de noviembre de 2011" En cuentro con autor"
Enrique Galindo Bonilla.

21 de diciembre de 2011 " Blade Runner"
Salón de actos Alberto Sánchez - 17,30 h.

25 de enero de 2012 "El último judio"
Rufino Miranda.

29 de febrero de 2012 "El afinador de pianos"
Moderadora Eli.

11 de abril de 2012 "El castillo de los destinos cruzados"
"Velada esotérica".

09 de mayo de 2012 " Asesino sin rostro".
Moderadora Luisa.

16 de julio de 2012 "Una mujer de la Oretana"
Moderador Enrique Galindo y la propia autora,
Consolación González Rico

31 de octubre de 2012 "La leyenda de sleepy Hollow"
Moderador Rita.

28 de noviembre de 2012 "El dios de las pequeñas cosas"
Moderador Zortan

jueves, 24 de febrero de 2011

Escaparate



¿Quien es el personaje de este mes?

A qué se dedica: "El mes que viene voy a presentarme al examen de bachiller superior en matemáticas y voy a sacar un sobresaliente".



Qué dicen de él: "El señor Jeavons decía que a mí me gustaban las matemáticas poque son seguras ..Decía que me gustanba las matemátics porque consisten en resolver problemas, y esos problemas son dificiles e interesantes, pero siempre hay una respuesta sencilla al final. Y lo que quería decir era que las matemáticas no son como la vida, porque al final en la vida no hay respuestas sencillas"



Dónde vive: "Mi tren de juguete tenía un pequeño edificio que era dos habitaciones con un pasillo entre ellas. Una era el mostrador donde compraba los billetes, y la otra una sala donde esperar al tren. Pero la estación de Swindon no era así"

Temas relacionados

Paris ciudad de la luz B.S.O. "Le hérisson" - Gabriel Yared

La elegancia del erizo

En le número 7 de la calle Grenelle, un inmueble burgués de París, nada es lo que parece. Dos de sus habitante esconden un secreto. Renée, la portera, lleva mucho tiempo fingiendo ser una mujer común. Paloma tiene doce años y oculta una inteligencia extraordinaria. Ambas llevan una vida solitaria, mientras se esfuerzan por sobrevivir y vencer la desesperanza. La llegada de un hombre misterioso propiciará el encuentro de estas dos almas gemelas. Juntas, Renée y Paloma descubrirán la belleza de las pequeñas cosas. Invocarán la magia de los placeres efímeros e inventarán un mundo mejor. La elegancia del erizo es un pequeño tesoro que nos revela como alcanzar la felicidad gracias a la amistad, el amor y el arte. Mientras pasamos la página con una sonrisa, las voces de Renée y Paloma tejen, con un lenguaje melodioso, un cautivador himno a la vida Muriel Barbery se ha convertido en la revelación literaria en Francia. Su ternura y originalidad le han valido el premio de los libreros, el reconocimiento de la crítica y el cariño del público, que la ha situado en la lista de los libros más vendidos durante un año. "Un cuento moderno, refrescante e inteligente", Le Figaro. "La nostalgia atemporal de Marcel Proust y el frescor de Philipe Delerm ... Divertida, inteligente ...aérea como un haiku", L´Express: "Decir que Muriel Barbery tiene talento es quedarse corto... Tiene un humor devastador", Le Nouvel Observateur.

jueves, 10 de febrero de 2011

La sonrisa etrusca

La figura del abuelo en la literatura

La identidad de las personas no está sólo en el “soy”, sino en el “fui”. Porque todos fuimos, incluso antes de nacer. Fuimos en nuestros padres; fuimos en nuestros abuelos y en nuestros bisabuelos. Por eso, cuando perdemos uno de esos eslabones, muere también algo de aquello que nos define, que nos explica. El hombre es una cometa cuyo hilo sujetan muchas manos; cuando el viento nos voltea a su antojo y nuestro rumbo errante es un capricho del azar, nos queda el alivio de pensar que sabemos quién sujeta nuestro hilo. Esta semana una preciosa cometa notó destensarse el suyo.
La primera vez que leí El jinete polaco, de Muñoz Molina, encontré en sus páginas a mi abuelo. En una de sus frecuentes regresiones al mundo de la infancia, el autor jiennense recordaba cómo su padre o su abuelo, no recuerdo ahora, le hacía la buenaventura. Le cogería la mano y… “la buenaventura / el pan de cebá / si te pica la pulga… / ¡arráscatela!”. Al fin y al cabo, su Mágina no está tan lejos de la Chilluévar de mis padres. Pero todos pueden encontrar a sus abuelos en la literatura. Si tenía el don de la conversación y su voz nos arrullaba en largas noches de insomnio, quizás reconozcamos a nuestra abuela en las Retahílas de Eulalia, de Carmen Martín Gaite. Si lo recordamos desvalido, achacoso, un poco maniático y friolero, tal vez lo hallemos en don Eloy que, simbólicamente, agotaba ya La hoja roja de su tabaco de la mano de Miguel Delibes. Si admiramos de nuestros abuelos esa constancia en el amor que parece ya exclusiva de su tiempo, nuestro abuelo puede ser Noah Calhoun y el testimonio de su fidelidad, El cuaderno de Noah, de Nicholas Sparks. Si no le prestamos la atención que debimos y, pese a ello, nos continuó queriendo, podemos redimirnos escuchando ahora sus inquietudes, sus esperanzas tardías, su humor resignado y melancólico en boca de Martín Santomé, a quien Mario Benedetti quiso regalarle La tregua que necesitaba. Quizás nos dio una lección de entereza ante la conciencia de la proximidad de su propia muerte, con esa serenidad manriqueña que tienen los ancianos antes del último paso; y entonces nuestro abuelo es Salvatore Roncote en La sonrisa etrusca, de José Luis Sampedro. O tal vez sí le fuimos solícitos y cariñosos y, en justa correspondencia, también nos amó sin importarle que no fuéramos de su sangre, como aquel conde de Albrit que Benito Pérez Galdós trazó en El abuelo. La lista sería prolija.
Todos esos abuelos inolvidables no morirán ya nunca; sus cenizas son de tinta en aquellos túmulos de papel llamados libros. Los nuestros, los de carne y hueso, tampoco. Los evocamos en esos mismos libros que, de alguna manera, y salvando peculiaridades, nos ofrecen al abuelo universal, aquel del que todos tenemos una idea más o menos prefijada y que se ajusta al recuerdo que tenemos de ellos. Los recordamos en nuestros padres, en nuestros corazones, en aquel gesto inconsciente que hemos heredado, en las historias que perpetuamos. Los abuelos no mueren, firman una tregua con su vida para sostener las raíces de la nuestra y viven así de nuevo. Y la cometa no se resiente porque aquella mano que ya no sujeta el hilo, es ahora el viento que la mece.

La sonrisa etrusca de José Luis Sampedro

«Sampedro nos muestra su profundo conocimiento del ser humano, su envidiable inclinación hacia la ternura y la serenidad. Nos devuelve lo que de verdad importa: el amor, la entrega, la pasión y la muerte.»
ÁNGELES CASO, El Mundo

Un viejo campesino calabrés llega a casa de sus hijos en Milán para hacerse una revisión médica. Allí descubre su último amor, una criatura en la que volcar toda su ternura: su nieto, que se llama Bruno, como a él le llamaron sus camaradas partisanos. También allí vive su última pasión: un amor que cubre con su luz los últimos momentos de una vida que, en su acabamiento, puede sentir su propia plenitud.
Una historia universal que en manos de José Luis Sampedro se transforma en un libro inolvidable que ofrece un conocimiento profundo y verdadero del alma humana.
«José Luis Sampedro no ha dudado en llevar hasta sus últimas consecuencias literarias el planteamiento global de su obra, escribiéndola con una ternura y una lucidez aunadas que reflejan perfectamente la experiencia cenital del protagonista de la misma.»

miércoles, 9 de febrero de 2011

¿Quien es el personaje de este mes?

Cómo es:"No iba maquillada, y se vestía con cierto descuido. Aquella primera tarde, mientras me guiaba hacia la habitación de Valdivia, caminando por delante de mí y hablandome mientras tanto, como una enferma apresurada, pensé que no era espacialmente atractiva, o que no queria selo".

Qué hace:"Algunas noches se quedaba escribiendo hasta el amanecer.(...)
Walter y ella habían reconstruido la organización de Madrid casi desde la nada"

Lugar donde transcurre la acción:"En algún archivo de Madrid habia una foto de su cara con su nombre y sus huellas digitales".